Informar o vivir en la era digital

Al iniciar la carrera de comunicación social o periodismo en un país como Colombia, caracterizado históricamente por tener como mecanismo de dominación el silencio obligatorio, se tienen en cuenta algunas consideraciones: las facultades de comunicación están llenas y los medios principales del país tienen financiación por parte de personas con intereses individuales, factor que limita la producción de información. Sin embargo, el joven que escoge ser periodista tiene sus metas, como los de cualquier otra carrera, pero hasta aquellos que deciden estudiar comunicación por falta de opciones saben que preexiste una sentencia de muerte si se lleva por título "periodista".

Entonces, ¿para qué ser periodista si tal vez muera en el intento? Y ahora con lo fácil que es encontrar a la víctima por medio de Internet. Lo mismo me pregunté desde el primer momento, pero no era la única, es tan normal en mi país tener un posible destino así, de manera que pasó a segundo plano y la pasión me nubló la vista, y a mis colegas también porque solo hay que preguntarles ¿por qué hacer esto? y la euforia se sentirá en cada céntimo de células que lo habitan porque el verdadero periodista tiene empatía en vez de sangre y amor por la patria en vez de huesos, así la critiquen, así estén devastados por los desgastadores asuntos internos que no cesan ni siquiera en medio de una pandemia.

Nuestro trabajo es informar, pero también tenemos derecho a vivir, aunque las condiciones cada vez se tornen más difíciles porque la era del Internet da la posibilidad para suplantarnos y ubicarnos, de adentrarse en nuestra información de manera ilegal y socavar nuestra integridad.

No solo eso, ahora el periodista del mundo digital cae en el error de bajar la calidad de sus productos, no contrarresta fuentes y a veces sucumben en la monotonía de contar solo el titular porque la inmediatez de la web dificulta la expansión de la información, volviéndose vacía y en ocasiones, meramente alarmista. ¿Dónde esta entonces la ética que nos caracteriza? Esa ética y principios que defendemos a capa y espada ante cualquiera que critique nuestro oficio, pero ahora, aquel periodista que no conviva con los medios digitales, desaparece paulatinamente, aunque intervenir en la Internet aumente la facilidad de violentar a alguien en un país de métodos violentos

La cuestión es más grave aún, ¿tener una sentencia de muerte por contar bien la historia? ¿no informar? o ¿informar mal por el declive de los principios en la era digital con la que todos debemos de aprender a convivir? De nada sirven periodistas que no estén comprometidos con la profesión tanto de manera digital como tradicional, pero tampoco sirven los periodistas muertos.